viernes, 16 de agosto de 2013

Texto presentado en el 2º. Foro de Psicoanálisis llevado a cabo en Tlaxcala, Tlax. El sábado 8 de Junio de 2013.

El cuento, una herramienta en el espacio analítico infantil
Por: Juan Carlos Guzmán Sánchez.


 “No es mi propósito despertar convencimiento, quiero dar inclinaciones y desarraigar prejuicios. Si por desconocer el material, ustedes no están en condiciones de juzgar, no deben ni creer ni desestimar. Deben escuchar y dejar que produzca en ustedes su efecto que les refiere”
                                                                          S. Freud.

La siguiente presentación tiene como objetivo reflexionar y despertar interés en relación  el uso del cuento y la importancia que éste adquiere en el espacio analítico. No se descarta que el abordaje de este tema para algunos  espectadores,  sea algo ya conocido e incluso practicado y para otros,  el  psicoanálisis y el uso del cuento en el espacio analítico infantil,   pueden ser tópicos  totalmente nuevos o poco explorados. Considero que los trabajos que se han presentado este día  tienen --además de los motivos personales de cada participante--  una  intencionalidad en común, la de  dar a conocer la labor psicoanalítica que se realiza actualmente.

Antes de comenzar a  hablar acerca de los beneficios del cuento y la incorporación de éste en el espacio analítico infantil, es importante conocer qué es el cuento y sobre todo qué es lo que lo hace asequible a ser tomado como una herramienta en el trabajo análisis  infantil. 

Por definición encontramos que el cuento es una narración  breve de hechos imaginarios, protagonizada por un grupo reducido de personajes, con un argumento sencillo y temas diversos. Por lo que su entendimiento es accesible a personas de cualquier edad, hay que mencionar que  los escritos literarios como el cuento, no  surgen por fortuita inspiración, ya que  su elaboración requiere  de un arduo trabajo de estructuración técnica  y  simbólica. 

La ficción propia de los cuentos es fácilmente entendida por los niños ya que  se toman necesariamente elementos de la realidad externa para poder estructurar  la narración.  Así mismo se estimula la fantasía, la creatividad y  la imaginación de los niños

Podemos hallar infinidad de cuentos sin embargo  ¿Qué tipo de cuentos son los más adecuados para el trabajo analítico? Antes de dar respuesta es importante conocer que hay tres tipos de cuentos: los cuentos didácticos que pretenden enseñar cosas necesarias para “algo” sin importar mucho el significado Cuentos populares, los cuales se caracterizan principalmente por ser relatos de trasmisión oral.  Y los cuentos literarios,  que no pretenden instruir, sino  que ofrece al  niño  ideas de como ordenar  su mundo interno, por lo que el uso del cuento literario en el  espacio analítico brinda la oportunidad de comprenderse a sí mismo en el universo complejo que lo rodea. Los cuentos que nos interesan son los cuentos literarios.

En la diversidad de cuentos literarios encontraremos narraciones que plantean una escritura general, es decir aquellos relatos donde los personajes no cuentan con una identidad definida, los lugares donde se desarrolla la trama no tienen una descripción detallada y los diálogos son simples. Lo que permite al lector o al oyente  conectarse  con algún elemento  específico de la narración, que posiblemente –en ocasiones solo se repiten palabras sin sentido-- lo dirija a  re escenificar algún aspecto  de su mundo interno.—un ejemplo es el cuento de Kasssunguilá, que comienza: “Kassunguilá  vivía bajo el amparo de una gran  sombrilla”.  En esta pequeña frase podemos apreciar como la palabra que refiere al personaje principal de la trama, es a sexual, no hay espacio definido,  lo que permite hacer al lector hacer diversas asociaciones e inferencias sobre la situación de este personaje. Sin embargo aunque la frase es corta, brinda elementos simbólicos: “vivir debajo del amparo de una gran sombrilla” siendo la sombrilla un artículo usado como protección--
También encontramos textos que son en detalle descriptivos, permite construir imágenes claras sobre lo que se  narra, no obstante nos encamina a establecer reproducciones mentales estereotipadas poco flexibles. –“Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja”. En este fragmento podemos observar cómo se nos presentan,  elementos estereotipados que  describe la imagen  del personaje (niña, bonita, y que lleva a todos lados su capa de color rojo) además de generarnos la representación mental poco flexible, solo es caperucita roja en tanto use  la prenda correcta del color que se nos indica, inclusive esta representación es aplicada dentro de nuestra vida diaria – cuando vemos a alguna mujer con capa roja, se suele pensar en el personaje de este cuento.  
El tipo de cuento o la estructura que este tenga, no son los únicos elementos que hacen que una narración nos parezca: agradable o desagradable,  terrorífica o reconfortante,  interesante o irrelevante. Pues en cada lectura estará presente nuestro “Horizonte de Expectativas” que tiene que ver con: el contexto en que se lee, experiencia de lectura, acervo cultural, la situación emocional y las condiciones de vida actual que cada persona tiene. Tener un horizonte de expectativas limitado, nos lleva a tener un percibir un mundo con la misma cualidad. Por eso un mismo cuento puede percibirse de diversas formas en cada ocasión que se lea.   
Comúnmente se piensa  que los niños carecen de preocupaciones sin embargo, en la infancia no todo es miel sobre hojuelas,  pues el mundo interno de los niños está poblado de contenidos terroríficos y temen que los propios sentimientos, miedos, emociones, instintos, etc., no puedan ser contenidos. El cuento literario funge como un medio estructuraste del psiquismo infantil, ya que  las narraciones fantásticas  ayudan a los niños a procesar  los impulsos propios de la edad así como las circunstancias de vida en las que se encuentran.


Los cuentos literarios ofrecen la posibilidad de que el niño reconozca la gama de deseos sexuales infantiles –correspondiente a cada etapa de desarrollo psicosexual, oral, anal, fálico, latencia --  ya que es posible encontrar en los cuentos temáticos como:

Separación, voracidad, control omnipotente, tolerancia a la frustración, Rivalidad edípica,  agresión, celos, culpa, miedos, enojo, rivalidad fraterna,  grandiosidad.

·         Explicare un poco en relación al lenguaje técnico. Para entender que son deseos sexuales infantiles,  hay que centrar nuestra atención a las etapas de desarrollo libidinal: oral, anal, fálico, latencia, genital. Para Freud, hay que superar una etapa para poder pasar a la siguiente, sino se resuelve determinada etapa satisfactoriamente, en un futuro se regresiona y queda un punto de fijación y el comportamiento futuro tendrá que ver con la etapa en fijación. Sin embargo, actualmente se sabe que no hay continuidad evolutiva en el desarrollo psíquico, y los conceptos de fijación y regresión no se usan más, hoy día hablamos de conflictos    
           

Deseos sexuales infantiles en relación a las etapas
Etapa oral: separación, rivalidad fraterna, fuente nutricia/amor.
            Agresión: voracidad.

Etapa anal: coleccionar, despilfarro, orden, despilfarro, poder, intolerancia ante la incapacidad de no controlar
              Agresión: ensuciar, hacer caca al otro
 
Etapa fálica: triada edípica,  celos, lucha con el padre por la madre, culpa por destruir o superar al padre, curiosidad sexual (constantes preguntas).
             
Al hacer una lectura de lo expuesto por   Bruno Bettlheim en su libro “Psicoanálisis de los cuentos hadas”  y la publicación de Antonio Ferro “La técnica en el psicoanálisis infantil” podemos apreciar los beneficios --y citare algunos --  que el cuento ofrece a la vida anímica del infante.

·          Los cuentos al ser escritos fantásticos no representan gran amenaza al sistema psíquico, por lo que se mandan mensajes al inconsciente, preconsciente y consciente. Resulta más fácil procesar que es el lobo feroz quien quiere comencé a caperucita roja, que entender que es el niño quien quiere devorar a la madre.

·         Cuando un impulso inconsciente choca con la censura del preconsciente, se generan conflictos en el mundo interno de los niños que por su edad, no pueden entender lo que les sucede en su entorno que puede ser agobiante. Los cuentos son una buena opción ya que  los cuentos hablan de los fuertes impulsos internos de un modo que el niño pude comprender inconscientemente.

Por ejemplo en el cuento del “Patito feo” se expresa la rivalidad fraterna ante la llegada de un hermanito.  “…Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sorpresa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis...”  seis patos recién nacidos, esta situación ya de entrada puede sonar alarmante, por lo complicado que resulta el compartir la leche-amor de mamá entre los seis hermanos  y finalmente a quien se dirigen los impulsos agresivos es al hermano que nace al final.       

·         Ofrece ejemplos de soluciones, temporales y permanentes.  Si el niño tiene la posibilidad de mirar que aquellas cosas que lo agobian le ha sucedido a alguien más, y que es posible salir bien librado, en la lectura del cuento puede en encontrar entre líneas sus propias soluciones.


·         Los niños a través del cuento pueden ver representados sus propios miedos más terribles. Cuando las imágenes propias son proyectadas en elementos externos pueden llegar a ser fácilmente enfrentadas y reconocidas lo que promoverá mayor integración en la estructura del niño

·         Viabiliza la estructuración de su mundo psíquico de los niños ya que a través de la historia que les presenta puede ubicar sentimientos, comportamientos,  experiencias de vida.  

·         El cuento de hadas le ayuda a comprenderse y alienta el desarrollo de su personalidad.

Los cuentos clásicos (Blanca Nieves, Cenicienta, Caperucita Roja, etc.),  se mueven a partir de estereotipos sociales,  y promueven que el niño genere respuestas adaptativas ante determinadas situaciones, por ejemplo: que el niño diga siempre la verdad, por temor a  que le crezca la nariz  – como le sucede a pinocho— lo anterior sin la intención de descalificar ese tipo de cuentos.

 Monique Zepeda (pedagoga, psicoanalista lacaniana y cuentista) recomienda no usar los cuentos clásicos para el trabajo analítico infantil, en su lugar promueve el uso de cuentos con una estructura poco descriptiva donde el texto y la imagen dirija a la simbolización. 

Finalmente, el cuento adquiere  importancia y el valor, en tanto es elegido por el niño dentro del espacio terapéutico, ya que el cuento tiene el mismo valor que cualquier otro elemento (juguetes). Además, el manejo del cuento deberá estar apegado a la técnica terapéutica que se use.


“Un buen cuento alcanza a ser comprendido por todos. Se lo puede contar una y otra vez. Porque renace cada vez que se lo vuelve a contar o que se lo relee, tanto en voz alta como para uno mismo.”
 Jostein Gaarder





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